Algunas de las tiaras entre las que Kate podría escoger
AUTOR: Marcia Morgado
Como todos sabemos, en el caso de la futura esposa de William de Gales, una tiara no es simplemente una tiara, sino un símbolo. Ya falta poco para conocer la selección. Es posible que -tal como es la tradición entre las novias reales-, Kate Middleton llegue al altar con el rostro descubierto, pero dado que ella ha expresado un cierto aire romántico, puede que opte por el misterio del velo que habrá de sostener la tiara en cuestión. Según la que lleve el 29 de abril podremos saber qué piensa y espera la reina Isabel II de Catherine Elizabeth Middleton.
Por ejemplo, una tiara como la Rundell es una pieza histórica poco vista en público; representa un grado de confianza en el papel que podrá desempeñar. En dos ocasiones recientes, con motivo del matrimonio de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés o en el de Sophie Rhys-Jones y el príncipe Eduardo, las familias de las novias no tenían tiaras que ellas pudieran llevar, por lo que recibieron unas nuevas, hechas para las ceremonias nupciales. Esto reflejaría un recibimiento menos cálido de lo que se percibe que la reina siente por Kate; de hecho se ha comentado que poco después del anuncio del compromiso oficial, Kate recibió una invitación de la que será su abuela política, para que visitara palacio con el fin de seleccionar la tiara que habrá de usar en su boda, lo cual hace más cercana la relación entre ellas.
Dos selecciones posibles serían muy reveladoras: si Kate llega a la abadía de Westminster con la tiara Fringe, es indiscutible que el mensaje es de calidez y afecto por parte de la soberana hacia la mujer que compartirá la vida -y el trono- de su "amado nieto". Porque esa fue la que ella llevó el 20 de noviembre de 1947 cuando desfiló por la senda de la abadía para cerrar el pacto de amor que la unía a Felipe de Mountbatten y, por consiguiente, expresa un lazo de intimidad al establecer un paralelo entre ambas parejas. De igual manera, si se trata de la tiara Strathmore -una que bien le puede agradar a Kate, porque es delicada, femenina y menos ostentosa, algo que tiene más que ver con el estilo que ella ha demostrado hasta ahora-, simbolizaría una gran confianza y un deseo por parte de los novios de que su matrimonio siga el ejemplo de los bisabuelos paternos de William: el rey Jorge VI y su querida Elizabeth Bowes-Lyon, una pareja para quien la familia tenía un papel central, que valoraba su privacidad y que vivió sin escándalos. En fin, un regreso a los valores básicos que hasta el momento han caracterizado a los futuros esposos, así como la discreción y el respeto.
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